domingo, 8 de marzo de 2015

Pienso, luego trino


Con los diálogos de paz en la Habana se pensaría que el conflicto en Colombia comienza a tener un fin; un conflicto que lastimosamente ya no representa un escándalo para el ciudadano común. Las noticias de masacres, tomas guerrilleras, secuestros, reclutamiento de menores, desplazados, falsos positivos, no asombran al colombiano promedio citadino quien creció conviviendo con estos temas en la radio, la televisión, la prensa y el internet. Se ha naturalizado la guerra interna entre Estado, grupos guerrilleros y paramilitares a tal punto, que el país en general olvidó el origen del mencionado conflicto y lo banaliza en discursos politiqueros, en pensamientos poco profundos y, algunos, en trinos sin sentido.

El pasado 26 de febrero, y en un acontecimiento aparentemente aislado, diez mil indígenas Nassa se tomaron a la fuerza cuatro haciendas pertenecientes al ingenio Incauca en zona rural de Corinto, al norte del Cauca, en un plan al que denominaron “liberación de la madre tierra”. Los aborígenes exigen que les sean devueltas las tierras que desde 1991 el gobierno les ha prometido. Son, de acuerdo con una auditoría de la Contraloría General de la Nación, 15.663 hectáreas que les tenían que ser reintegradas entre los años 1992 y 1994 como reparación por la masacre de El Nilo, ocurrida en diciembre de 1991, y hasta la fecha no han recibido ni el 50% de lo pactado. Los enfrentamientos con la policía que trata de desalojarlos de dichos predios han dejado a más de 50 indígenas heridos y a otros 5 por parte del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios). La situación no es alentadora. Aún no se define una mesa de diálogo firme y las imágenes que rondan por internet de abusos por parte de la Fuerza Pública son aterradoras, pero ya comunes, naturales.

A éstos hechos se le sumó la honorable senadora colombiana y miembro del partido del Centro Democrático, Paloma Valencia, quien en pleno uso de su libertad de opinión, de su gran conocimiento, preparación académica, cargo público, apellido y de su cuenta de twitter, publicó: “Lo de indígenas en Cauca es una invasión violenta con ataques sobre policía”. Quisiera pensar en primera medida que el trino es un evidente sarcasmo al cómo las entidades gubernamentales defienden los entes privados a costa de la violación de los derechos humanos, que tal vez es una crítica a la forma en que se mediatizan las protestas, o que probablemente es una burla a los métodos de resolución de conflictos del Estado; sin embargo, al indagar un poco sobre sus intenciones con las comunidades indígenas, se encuentra lo siguiente: "Decreto sobre territorios indígenas es excluyente con otras comunidades": Paloma Valencia. Del 9 de octubre de 2014.

El texto bien intencionado, pero con muy poco análisis del conflicto, habla sobre la necesidad de limitar los derechos de posesión de tierras de los indígenas argumentando que de no hacerlo, se afectarían a otras comunidades como la campesina. Plantea algunas debilidades de los beneficios actuales frente a otros grupos como los afrocolombianos y termina su texto haciendo ciertos cuestionamientos sobre el manejo de la salud, el agua y la educación de estas poblaciones aborígenes y finalmente esta pregunta “¿Qué sucederá con los municipios, entidades privadas, el accionar de la Fuerza Armada sobre esos territorios?”.

No pretendo negar la necesidad de los entes privados y el rol que juegan en la economía nacional, tampoco por supuesto, minimizar la importancia de la presencia de la Fuerza Pública en todo el territorio colombiano y mucho menos, meterme en debates sobre lineamientos políticos, normas de salubridad y educación que, por el momento, dejaré para otra oportunidad; lo que sí es de resaltar de todo esto, es lo nada y poco profunda, por no decir mediocre, que resultan siempre las aseveraciones de la senadora.

Le atribuyo su impertinencia a la falta de información. Es probable que no conozca al país que ayuda a gobernar, tal vez, a la honorable le faltó ver en su preparada vida de filósofa, política y abogada, un poco de historia de ese desconocido territorio llamado Colombia, el mismo del que se menciona era una tierra de Chibchas, Caribe y Arawak. A donde en 1492 llegaron unos españoles y con espejos empezaron a despojarlos de su oro, pronto de sus tierras, de su cultura, los volvieron esclavos y terminaron por quitarles lo único que les quedaba, su dignidad. Que después de llegada la independencia y de la partida de los también honorables europeos, se recuperó la tierra y luego de varios años de disputas políticas, el país se reorganizaba, se construía en una democracia donde todos tenían derechos y aparentemente se disfrutaba del grito de independencia.

Años más tarde, se creó otra pelea de acciones estúpidas, la de godos y liberales, la de las balas y la muerte; en ese momento los grandes mandatarios, consientes o no, permitieron que los monopolios económicos empezaran a tomar el control sobre las tierras, y con el consentimiento del poder político y militar, cientos de colombianos fueron despojados de lo que les pertenecía. De sus casas, de sus cultivos, de sus vidas. En ese tiempo, al igual que ahora, quien protestaba era silenciado con metralla por quienes bien lo diría Jaime Garzón “Los asesinos legítimos del Estado”. Los ríos de sangre se desbordaron por los campos. Ahora los enemigos eran criollos. En la completa soledad y con ideales de izquierda y derecha sonando por todos lados, se tomaron decisiones que Colombia aún lamenta. Varios movimientos guerrilleros nacieron ahí, con el pensamiento de que armándose era la única forma de hacer una genuina revolución y lograr nuevamente la libertad del pueblo, recuperar lo que era de ellos. Tres de los más representativos grupos, las FARC, el ELN y el EPL, oficializan su formación en los años 60, durante el gobierno de Guillermo León Valencia, abuelo de la senadora, Paloma Valencia.

Hoy, discriminar a unos indígenas por reclamar una tierra que moral y legalmente les pertenece, me parece que es una forma descarada y cínica de abofetear nuestro pasado. De escupir las historia de Colombia, de generar más odios y eternizar la violencia contra las minorías. Hago un llamado a la senadora y a los que piensan como ella a que pongamos más en práctica la tan citada frase de Descartes “Pienso, luego existo” o en el caso de la honorable “Pienso, luego trino”. Sé de antemano que la intención de la funcionaria no fue ofender, quizás está mal informada y por eso trina sin saber y llama “Presidente” a un senador. Pero espero que en este caso medite. Ellos son indígenas, ella aún es criolla.

He de recordar una antigua frase: “Vieja manía de los tiranos, que cuando no hayan oposición de los mártires, hacen oprobiosa la sumisión de los débiles.” Deseo que no sea necesaria una sumisión porque los indígenas no son débiles, pero pido que por favor, como en la masacre de El Nilo, el Estado no los convierta en mártires.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Lista de las 20 cosas más positivas del gobierno de Juan Manuel Santos

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Me da la impresión de que ese tal gobierno de Juan Manuel Santos ¡No existe!

sábado, 30 de noviembre de 2013

Fabula de un país encantado

En un país de fantasía cuyo nombre no puedo mencionar
Sus habitantes vivían con las migajas que el gobierno les solía dar
Un salario mínimo que ahora daba risa en vez de pesar
Y unos impuestos que se inflaban como el IVA y la canasta familiar
En donde su rica tierra petróleo no dejaba de brotar
Y aun así la gasolina su precio subía sin parar
Los políticos hacían alarde de su entrega y benevolencia al gobernar
Pero sus sueldos crecían a través de una gran prima especial
¡Ahora sus vidas estaban en riesgo! con una ley que querían reformar
Pues la salud que ya daba lástima, el presidente la iba a eliminar
De los pobres su derecho no estaba para curar
Y de los ricos era únicamente, o de quienes su médico pudieran pagar
La tutela no sería un recurso, mágicamente la harían quitar
Sin nombrarla en sus leyes ellos con trabas la lograrían frenar
Contentando a los adinerados dueños del sistema en general
Y dejando a los enfermos sin la opción de protestar
Los médicos también sufrirían el duro golpe que les habrían de dar
Pues les bajarían sus sueldos y ya lo mismo no se irían a ganar
Las EPS, culpables de todo este malestar
No desaparecerían, con Salud Mía sólo su nombre les habría de cambiar
Y en este país de maravilla, en donde todo puede pasar
Los ricos consiguen su objetivo al sus cuentas bancarias agrandar
Y los pobres en lo mismo, sin salario, vivienda y bienestar
Esperando que algún salvador del cielo los venga a rescatar
Sin darse cuenta que la solución sólo en sus manos está
Cuando por fin entiendan el valor de en una urna ir a votar. 


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Soporte técnico

Una mirada desde el otro lado de la línea, desde el agente de soporte que alguna vez fui.

Tras un maldito escritorio de madera me siento todos los días, siempre al lado de mi compañera infalible, la aburrida rutina. Un computador, un teléfono, muchos reportes y cosas por hacer. Al finalizar el día salgo contento por haber terminado mi jornada, pero cada mañana vuelve la misma tortura de saber que empiezo otra vez. A veces me digo – ¿Por qué no sales corriendo de ese asiento? ¿Por qué no ser libre? – Pero luego ese yo pensante y pesimista protesta - ¡Ah que va! ¡Qué pensamiento tan idiota! Yo nunca voy a salir de esto. Soy un simple asalariado más, de esos que han perdido el sabor de la vida -.

– ¡Aló! Ya le dije que hoy no lo van a visitar señor, su visita está programada para dentro de 5 días hábiles.

-Sí, pero eso me lo dijeron hace un mes.

¡Maldita sea! Yo soy quien tengo que entender sus problemas, sin embargo, ellos no entienden (ni les interesa entender) el mío. Que se pusieran en mis zapatos un sólo día me bastaría para sentir algo de tranquilidad, sería un premio de consolación a esta mediocre vida que me tocó. Es como si Dios volteara su espalda y el diablo se riera a carcajadas de mi vida… ¡Eso! Tal vez porque eso es lo único que produzco, risa. Con hambre, sueño, frustración, problemas, no importa, hay que poner un gesto hipócrita y aparentarle al usuario que la vida es bella ¿Acaso tal cual así no lo hace la meretriz con su amante? Claro que sí lo hace, y en los dos casos es por la misma razón, dinero. ¿Qué soy entonces? ¿Una meretriz? ¡Sí, claro! Cuando alguien me vuelva a preguntar en qué trabajo, le diré que me pagan por complacer y hacer sentir bien a los clientes, por fingirles felicidad y dejarlos contentos. Soy la meretriz del soporte de internet.

-Soporte técnico ¿En qué le puedo colaborar?

Otra vez va la faena.

-Si buenas, es que no tengo Internet - ¡No, qué novedad! El tonto éste pensará que aquí llaman para mandar saludos a la radio y necesita aclarar.

Pruebas de línea, verificación de parámetros, estados de actividades del endemoniado sistema, que media hora para almorzar, quince minutos de break, ¡ojo con los tiempos!, hablé más bajito, mire la intranet, el saludo debe ser al pie de la letra, ¡Pilas con la despedida!, que hay que tener cuidado con lo que se le dice al usuario porque cada llamada es monitoreada, recuerde el número de ticket, bla, bla, bla y aún así nos dicen en las capacitaciones ¡Sonría, usted no es un trabajador, usted es un GERENTE! ¿A quién convence ese argumento tan absurdo? Por mí pueden irse con su gerente al fondo del océano. Si quieren un curso de superación personal, mándenos a San Andrés con todos los gastos pagos durante una semana y seguro que cada uno viene con todas las ganas de complacer al usuario - ¡Claro caballero! Usted tiene toda la razón y le recomendaré su caso – o a la molesta viejita que no sabe un pepino de computadoras – Mire señora, tranquila, cuando digo inicio, me refiero al icono que queda en la parte inferior izquierda de su pantalla –.

Trabajo miserable, pero trabajo que necesito.

-¡Daño masivo en la zona sur! ¡Informativo para todo!- Dice el supervisor de turno.

Ni un momento alcanzo a estar tranquilo cuando empieza la llamadera.

-          Joven es que se me acaba de caer el Internet y estaba enviando un trabajo muy importante.
-          Caballero yo vivo de esto y el Internet se me acaba de caer.
-          Mire, mi negocio se basa en Internet y estoy perdiendo plata por ustedes.
-          ¡Siempre es lo mismo! Que Internet tan malo.

De un momento a otro TODOS viven del Internet. Qué bonito, que me digan cómo y yo me retiro de esto ¿Qué hacen? ¿Se conectan a él al mejor estilo de Matrix y de ahí reciben su alimento? ¡Bah! Una llamada tras otras y parecemos unas máquinas contestadoras. – Lo que sucede señor(a) es que tenemos un inconveniente masivo en el sector y todavía no tenemos un tiempo estimado de solución – (Bis) ¡Hasta eso se pierde en este trabajo! La personalidad.

-Nos informaron que se acabó el daño masivo – Entra nuevamente el supervisor en escena.

Pura paja, la gente sigue llamando por lo mismo, pero hay que diagnosticar normal, es decir, perder el tiempo con dos personas con la piedra afuera (usuario y agente) para llegar a la conclusión de que el daño masivo continúa. Y así ocho horas diarias, seis días a la semana. Que el trabajo es una bendición ¡Ja! La plata es una bendición, el trabajo es un maldito martirio.

Por el momento no puedo seguir escribiendo, me entró una llamada.


-Soporte técnico de Internet ¿En qué le puedo colaborar?

domingo, 24 de noviembre de 2013

Oferta y demanda




Me levanté esa mañana y no lo niego, una especie de aire fresco recorrió todo mi cuerpo. Era como quitarse de encima una gran carga, era descansar, era tener el día libre para poder hacer las cosas que desde hace un buen tiempo tenía pendientes; era no ir a trabajar, o dicho en otras palabras, era mi primer día de desempleado. Un amigo alguna vez me dijo que, en un día similar al mío, hasta escuchó el cantar alegre de los pájaros, al salir a la calle todos sonreían y le pareció de pronto, en aquella oportunidad, que la vida no era tan dura después de todo. Aunque parezca a simple vista un tema terrorífico que afecta a muchas personas en este mal gobernado país y que no es algo como para alegrarse, lo cierto es que en ocasiones lo que se siente es, contrario a toda creencia, tranquilidad.

Muchos de los colombianos nos enfrentamos al dilema de trabajar en lo que no nos gusta y para lo que no estudiamos porque, tal vez, eso que nos apasiona no genera la misma remuneración económica que otras actividades más “competentes”. Y es que es un hecho, quien no esté en la capacidad de amoldarse al sistema económico mundial, a estudiar algo que luego sea rentable en ese modelo, está condenado a vivir una vida mediocre, o bueno, por lo menos así nos lo enseñan; nos obligan, diría yo. Por fortuna (o desgracia) estudio comunicación social, una carrera que suele confundirse con presentar noticias en televisión o ser locutor de radio, en el mejor de los casos, reportero en algún periódico, pero rara vez se asocia con un trabajo serio de investigación, con compresión de procesos comunicativos o con labores periodísticas más allá de la reportería. Me imagino que el mismo karma vivirán los psicólogos cuando ocasionalmente se les pide consejos sobre qué hacer y qué no en los asuntos del amor, y los ingenieros electrónicos cuando se les dice: “Disculpe ¿Me puede arreglar el televisor?”, con la gran diferencia que éstos últimos son respetados por el área de conocimiento que manejan ya que conservan un buen prestigio dentro de la sociedad, en cambio, en su mayoría, a los comunicadores se nos tilda de imprudentes y chismosos, como a los filósofos de locos y a los artistas de soñadores.

Aún con la sonrisa en la boca, encendí la computadora y me propuse a buscar algo productivo que pudiera hacer y con lo cual me sintiera contento – Algún trabajo a fin a lo que me gusta debe haber por ahí – pensé. Abrí la página de clasificados de uno de los diarios de la ciudad y empecé a poner los pies en la tierra. Cargos para técnicos en reparación de computadores, tecnólogos en sistemas, operadores de máquinas de todo tipo, expertos en el manejo de redes, taxistas, cocineros, peluqueros, fontaneros, secretarias, diseñadores, profesores, mecánicos, electricistas, albañiles, médicos, veterinarios, guardas de seguridad, meseros, arquitectos, administradores, físicos, astronautas, magos, mentalistas, adivinos, sayayines, etc., etc., etc., encontré de todo tipo de empleos para casi todos los gustos, sin embargo, recién volvía a darme cuenta que para ciertas carreras profesionales u ocupaciones, la cosa es más complicada y que por dicha razón yo, siendo comunicador, daba soporte sobre Voip.

Parece que la sola idea de estudiar lo que a uno le gusta viene condicionada por la situación económica del país, las demandas del mercado y de la industria, que para salir adelante en un área diferente se necesita ser muy bueno, tener algún contacto y un poco de suerte. Aquí vale la pena parafrasear esta pequeña parte de uno de los tantos discursos del presidente de Uruguay, José Mujica, quien decía que el hombre ha dejado de tener el control sobre el consumo y es el consumo quien finalmente ha tomado el dominio del hombre, que lo que llamamos “desarrollo” termina siendo en contra de la felicidad. Veo que en las universidades, preocupadas por este tema, están incluyendo dentro de su pensum materias relacionadas con la creación de empresa; un noble esfuerzo que busca solucionar el inconveniente de desempleo para los egresados de algunas carreras del país, pero que convierte ciertos temas de estudio en irrelevantes frente a la globalización, perdiendo completamente la esencia de lo que se estudia y cada vez dándole más la razón Mujica. No puedo visualizar la imagen de un músico, literato, filósofo, actor o un comunicador, formando empresa sin que esto los desarraigue en cierta medida de lo que los apasiona y del propósito por el cual estudiaron.

Con tristeza me miro al espejo y pienso que me equivoqué en escoger lo que deseaba estudiar, tal vez, fue un error ser comunicador. Debí ser ingeniero o médico, así tendría más oportunidades de competir y de ser “productivo” en un país en donde es más importante la mano de obra dentro de una empresa, que el crecimiento intelectual de sus ciudadanos. En donde un gobierno de ocho años le quitó beneficios a las universidades del Estado y el actual, que no deja de ser estúpido, intentó implantar una reforma a la educación superior que pauperizaba más a las instituciones públicas. Ahora, a casi un mes de estar sin empleo ya no hay sonrisas y el aire no es tan fresco, la tranquilidad no existe con las deudas acosando y lamento con resignación que en la universidad no haya visto tan siquiera alguna materia para la creación de empresa.


SOA